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Justo cuando Bai Qingqing terminaba de saltear el último plato, Curtis metió su mano en la olla de sopa. Al tocar el líquido escaldante, instantáneamente retraía su mano, luego rápidamente sacó un hongo de la olla.
Como la comida en su mano estaba demasiado caliente, Curtis solo pudo meterla en su boca. Se tragó el hongo sin siquiera masticarlo. Con los labios apretados, tosió dos veces.
Bai Qingqing sacó las espinacas salteadas con huevo e inadvertidamente vio moverse la boca de Curtis, y también notó un rastro de aceite en la esquina de sus labios.
—¿Comiste el hongo? —El corazón de Bai Qingqing se compadeció por él. Tomó una pequeña toalla cerca de la leña y le ayudó a limpiarse la boca—. ¿Te quemaste, no?
Curtis tomó la pequeña mano de Bai Qingqing y la besó—. Aún estoy preocupado.
Conmovida, Bai Qingqing obedientemente se sentó en los brazos de Curtis y esperó la comida.
