Zi Qi observó atentamente a Pequeño Shiqi hasta que estuvo seguro de que el niño estaba bien, y luego se volvió hacia Sally.
—¡Él es una Bestia Divina! ¿Podría un estanque tan pequeño ahogarlo? —estalló en carcajadas Sally.
—Yanyan, el centésimo día de tu hijo es hoy. No solo no hay celebración aquí, sino que lo has tirado directamente al agua —Zi Qi expresó su impotencia ante la despreocupación de Sally.
—¿De verdad? —Sally tenía tantos hijos que no siempre podía llevar la cuenta de estas fechas. Pero cuando se lo recordaban, definitivamente tenía la intención de celebrar—. ¿Qué le gusta comer?
—Le gustan las cosas dulces —respondió él.
—Entonces hagámosle un pastel.
Sally extendió sus brazos hacia Pequeño Shiqi. —Ven aquí, deja que mamá te abrace. Lo siento, mamá olvidó que hoy es tu centésimo día; ¿puedes perdonarme?
