Diez minutos después, Han Jingting y Han Bowwen llegaron a la nueva villa con Chen Xuan.
Al observar la espectacular y lujosa villa frente a él, Han Bowwen estaba tan emocionado que casi lloraba.
Para él, ¡todo lo que tenía delante parecía un sueño!
Todas las casas en Yuanheng Huating venían completamente amuebladas, listas para mudarse de inmediato.
Al abrir la puerta principal, lo primero que llamaba la atención era la elegante sala de estar, destacada por un enorme candelabro de cristal arriba, ¡valorado en al menos diez mil!
Han Bowwen abrió las puertas de varias otras habitaciones y encontró que la decoración en cada una era extremadamente lujosa; sus ojos brillaban de emoción.
—¿Qué te parece, papá? ¿Estás satisfecho con esta casa? —preguntó Chen Xuan.
Han Bowwen asintió repetidamente, —¡Satisfecho! ¡Estoy verdaderamente muy satisfecho! Chen Xuan, tú y Jingting realmente han puesto mucho esfuerzo esta vez!