—¿Qué? ¿Este es el Viejo Dios de la Riqueza? —Las personas alrededor escucharon las palabras de Chang Yong y se quedaron todas conmocionadas.
Aunque pocos entre ellos habían visto alguna vez el rostro real del Viejo Dios de la Riqueza, su fama era conocida por todos ellos.
—¡En el pasado, la Señora Xu, el Viejo Dios de la Riqueza, era la líder de toda la industria bancaria de la Ciudad de Huai!
Los padres de estos llamados jóvenes empresarios habían tratado con el Viejo Dios de la Riqueza durante su ascenso al éxito, por lo que comprendían profundamente cuánta influencia tenía este en la Ciudad de Huai.
Menos aún había que hablar de Chang Yong, cuya madre, aunque actualmente era la gerente de sucursal de un Banco de la Ciudad de Huai, no era más que una seguidora menor bajo el Viejo Dios de la Riqueza en aquel entonces.
Chang Yong había escuchado sobre la fama del Viejo Dios de la Riqueza desde la infancia y una vez incluso tuvo la fortuna de conocerla.
