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—¡Jingting! —Han Bowwen, al ver llegar a Han Jingting y a los demás, también se vio abrumado por la emoción.
Las experiencias del día para Han Bowwen habían sido como un paseo en montaña rusa.
Cuando entró por primera vez en el antro de apuestas, Han Bowwen, con los veinte mil de capital dados por Yellow Hair, lo mató en cada esquina, ganando más de dos millones de una vez, lo que lo hizo extático al punto de perder todo sentido de sí mismo.
Sin embargo, los buenos tiempos no duraron mucho, y poco después, los más de dos millones en manos de Han Bowwen se habían esfumado completamente.
Viendo desaparecer el dinero que tenía en la mano sin dejar rastro, Han Bowwen estaba sumamente reacio.
Justo en ese momento, alguien en el casino se ofreció a prestarle dinero, y Han Bowwen, arriesgándose, tomó quinientos mil.