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Neosapiens society

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Synopsis

Chapter 1 - Capítulo 1: Lo que el infierno nos arrancó

Tanto el ser humano como su conciencia y sus emociones propias en sí se podrían haber descrito con una numerosa variedad de adjetivos: irracional, incoherente, manipulable, ¿y por qué no decirlo también?; avaro, egoísta, agresivo y violento, entre otras facultades que evitaban el bien común para satisfacer las necesidades individuales propias. Más adelante ya os contaré a que están debidos todas estas palabras calificativas que aportan una imagen bastante negativa de lo que fue la antigua humanidad en especial la generación numero mil novecientos-treinta y seis… A ser sinceros, el apocalipsis supremo era completamente inevitable, palabras inefables eran lo que describían lo que fue el final de los días para los ultimos humanos que poblaron la tierra, también conocidos como la generación omega, desterrados de una vida de lujos, felicidad y prosperidad acabaron muriendo en pequeñas comunidades de supervivientes. Actualmente, autopsias recientes realizadas a partir de muestras de cadáveres que extrajeron la legio gama en la ultima expedición nos revelan que los ultimos humanos de los que tenemos conciencia, murieron principalmente de: hambre, radiación, cancer e intoxicaciones relacionadas con el consumo prolongado de sustancias potencialmente tóxicas. Y no es de extrañar que el ser humano, también etiquetado como homo sapiens culminas su existencia con un mártir lento y agónico. ¿Tienes alguna duda neosapiens número veintisiete? - Dijo Alias dirigiéndose explícitamente a él con un tono fribol, y aparentemente, me atrevería a decir que incluso era con un sentimiento de inefabilidad.

 

En ese preciso instante en veintisiete se quedó mirando fijamente las luces tenues que le rodeaban. Era evidente que no se encontraba en plenas facultades para responder aquella pregunta de que el interpretes como el interpretes se le convertía en un círculo vicioso de dudas e ideas obsesivas que, hasta el momento encontraban respuesta unceamente en la retórica. Y no era de extrañar, el cerebro del neosapiens había sido diseñado para ser, en la mayoría de aspectos, similar al de su precursor natural: el homosapiens. "¿Dónde estoy?", "¿Por qué mi conciencia ha ocupado este organismo?", "¿Cuál es el objetivo de este eterno mártir?", "¿Qué pasó con el último humano?", "¿Quién eres tú? ". Pregutanta veintisiete con voz alta, los neosapiens hablaban igual que pensaban de esta forma les sería imposible mentir.

 

Después de aquellas palabras, Alias, le mira fijamente a los ojos, y los dos, en un preciso momento parcialmente ycomodo, tuvieron una aparente sensación de telepatía, que culminó en un miedo más, retroalimentado en la cabeza de veinticinco- siete. Alias, era el padre supremo, inquestionable, anónimo, misterioso, la razón y la verdad personificada… Nadie se atrevía a cuestionarle, nadie se atrevía a pensar fuera de lo que él pensaba, nadie se atrevía a mentirlo, y por supuesto nadie podía manipularlo… Entre otras razones, porque nadie era capaz de hacerlo, ya que por alguna razón desconocida cuando un neosapiens intentaba: mentir, robar, priorizar el bien individual

por encima de lo común, remoralizarse o pensaba en no acatar órdenes de un Alias entraba en una especie de crisis convulsiva que, en la mayoría de casos culminaba en una noche a lo que llamamos las salas de remodelación psicocomputacional, según la mente de veintiocho de los treinta miembros que habitaban dentro del bunker, aquello era un lugar maravilloso, de recapacitación y reintegración social efectiva, pacifica y placentera… Pero una vez entraban allí era como si… les retoquesan la conciencia y cuánto estaban integrados de nueve dentro de la comunidad, nunca volvían a ser los mismos, era como si allá dentro pasara algo muy oscuro, pero era imposible cuestionarse esto, porque al fin y al cabo, en veintisiete era un neosapiens. "Padre, ¿cuál es el objetivo de mi vida? Y si no hay… ¿porque vivo?". Alias, mira a veintisiete con una carcajada marcada entre labios, y le dijo el siguiente:

 

-Ya sabes que las otras preguntas son confidenciales, pero esta en especifico te la puedo responder: Como ya te he dicho anteriormente la humanidad se extinguió, pero a diferencia de un antiguo homo sapiens, tanto tú como tus compañeros no habéis nacido para morir sino que ha venido a este mundo porque tiene un objetivo en la vida: el de rehacer la antigua humanidad. Será héroe en el futuro, creará una nueva civilización terrestre de: prosperidad, felicidad, igualdad, sostenibilidad… En la que no existiera la mentira, ni el hambre, en el que todo el mundo tendrá derecho a una vida por el hecho de vivir. Todo esto será posible gracias a ti, veintisiete.- Le diga alias posicionando su mano sobre su hombro en señal de confianza.

 

-Creo que ya he oído todo lo que tenía que oír… Gracias Padre- Dijo en veintisiete.

 

-Aparte de esto según el último informe de tu estado psíquico/físico y social veo que todo está bien… Niveles de serotonina estables, niveles optimos de nutrientes en sangre, te relacionas cada día con tus compañeros en especial con la trece y el veinticuatro, comienzas a desarrollar rasgos propios de personalidad y no muestras síntomas de "antiguo humano"…- Responda aparentemente contento Alias.

 

Después de aquel encuentro tan casual, veintisiete se dirigió al comedor ya que eran exactamente la una y siete minutos del mediodía y el almuerzo empezaba a la una en punto, es decir, llegaba tarde, pero por su suerte, dentro de su cerebro creía que nadie se había dado cuenta, cogió su pulso de nutrientes de una caja metálica y se sentó en una mesa junto con lo que se podrían haber denominado, hipotéticamente, sus mejores amigos trece y veinticuatro… Aunque para los neosapiens no existía la amistad tal y como la conocían los antiguos humanos, seguramente las generaciones futuras volverían a desarrollar este concepto, pero en los miembros del bunker estaba totalmente prohibido desarrollar relaciones sociales más allá de las que eran estrictamente obligatorias para garantizar la supervivencia del colectivo. Es decir, para ellos, un mejor amigo podía ser simplemente alguien con el que compartían camilla, sin necesidad de intercambiar una sola palabra en meses.

 

Los neosapiens, te ampoco podían sentir amor como tal, ya que según Alias, en el amor no residía una virtud sino una capacidad temible de poner en peligro a todo un colectivo para salvar a una sola persona en situaciones extremas… De hecho, una vez el diez, empezó a desarrollar sentimientos ciertamente románticos hacia el quince, pero era claramente no correspondido, ya que era imposible que esa relación hubiera salido adelante. Al final, entre todos y todas lo debatieron y decidieron, una elección, que estaba tomada, en realidad, antes de empezar la reunión: entregar al manantial ante Alias y no mentir, es decir explicarlo todo, básicamente dar respuesta a los instintos con los que habían nacido. Alias, como debía, la llevó amablemente hasta la sala de remodelación psicocomputacional y le arregló el cerebro porque vuelves a ser una neosapiens normal. Alias, siempre había promesas a los miembros de la comunidad que cuando salieran reprogramaría sus instintos para que pudieran sentir amor para procrear, pero la diversidad en la orientación sexual ya no sería nunca más la misma, o porque no decirlo en pocas palabras: se quedaría en la antigua humanidad. Ya que, según Alias, el sexo era por procrear y el placer no debía autosatisfacerse sino que debía ganarse.

 

De hecho, en veintisiete era capaz de recordar que cuando los neosapiens de la legio volvían al bunker eran recompensados con una buena dosis de serotonina y les borraban los traumas o recuerdos incómodos que hubieran podido generar durante la expedición. Pero aun así, muchos días algunos militantes morían en las misiones, pero lo que hacían fuera era confidencial dentro del bunker, se quedaba fuera. Alias, siempre les había dicho que cada uno tenía su función dentro del bunker: algunos valían para salir en expediciones, otros para investigar, para cocinar, limpiar, cultivar… Y finalmente había el número uno y treinta que se hacían decir "cascos de metal", que básicamente eran la mano derecha de Alias… Ellos eran diferentes del resto, quiero decir, aunque, teóricamente, eran neosapiens, pensaban y razonaban diferente al resto que no asumimos el rol de " casco de metal", podían pensar por sí mismos con cierto margen de maniobra y tenían acceso a conocer una parte de la confidencialidad del bunker, pero a ser sinceros, no sé hasta qué punto conocían los trapos sucios de Alias.

 

Sin duda el sitio más admirado para entrar era la legión, no todo el mundo valía para entrar, de hecho la trece hacía tiempo que lo intentaba y no lo había logrado todavía. Allí dentro, sin duda, los militantes que conformaban la legión mencionada anteriormente eran considerados héroes, puesto que garantizaban la supervivencia de la comunidad, pero era un rol muy peligroso. Pero la trece llevaba días desarrollando personalidad propia; era curiosa y tenía ganas de ver mundo y salir de ese bunker putrefacto, oscuro y decadente… Porque a pesar de estar encerrados entre cuatro paredes bajo tierra, prácticamente toda la generación de neosapiens, tenían la esperanza de salir fuera el bunker para ir a ver mundo y construir colonias para asentar a la nueva humanidad. Pero el día 21 de junio, sucedió un hecho en la comunidad que lo cambiaría todo.

 

Os cuento, como he mencionado anteriormente, los neosapiens no eran capaces de mentir, y muy probablemente tampoco cometer la atrocidad que presenciarían ese día dentro del bunker. Como todos los días, se despertaron a las nueve de la mañana y se dirigieron en fila india hasta el comedor para iniciar la comida del desayuno, pero la acción quedó interrumpida cuando el número tres, que era el primero de la fila se paró de repente pocos instantes después de haber abierto la puerta del comedor, el veintisiete se quedó repentino por la reacción de su compañero, pero los que se encontraban tras el tres decidieron sacar la cabeza para mirar que sucedía y se quedaron igual: totalmente traumatizados por la escena que estaban presenciando,

 

Estaba la numero siete muerta, tumbada en el suelo del comedor muy cerca de la pared completamente mutilada con las extremidades seccionadas, llevaba los pies en las manos, y las manos en los pies, y por si fuera poco, le habían arrancado los ojos y los habían puesto en la boca. Y el presupto asesino había escrito en la pared con su sangre "¡viva el homosapiens libre! ¡muerte al neosapiens!". Absolutamente todo el mundo quedó cómodo por aquella escena tan increíblemente macacbra, y algunos incluso, se llegan a cuestionar cómo reaccionaría Alias cuando descubras todo aquello. "¿Cómo podía haber cometido un neosapiens de la comunidad tal atrocidad?" era la pregunta que resonaba una y otra vez dentro de la mente de veintisiete. Rápidamente, en uno y el treinta llamaron a Alias que asistió rápidamente a la escena del crimen.

 

Al verla miró al cadáver de la numero siete por encima de los hombros y soltó un simple "descansa en paz"... En aquél en uno gritó "neosapiens, en fila!". Y absolutamente todo el mundo acató la orden en silencio absoluto. Seguidamente, el alias pasó por delante nuestro, preguntando con mirada intimidadora, fribola y psicopatica: "¿has sido tú?". Nadie dio respuesta… Lo que, hasta cierto punto, era evidente…

 

-Vuelvo, a pregutar, ¿quién ha cometido esta atrocidad?- Sin respuesta de nuevo- bueno, eso sólo lo puede haber hecho un cerebro con síntomas de antiguo humano, alguien que por alguna razón se empieza a parecer a lo que fue la raza humana de la antigüedad… Hijos, eso era lo que hacían los homo sapiens…- Dijo alias asentimentalmente.

 

-"¿Y si hay un homosapiens entre nosotros?", "¿Y si nos estás mintiendo?", "¿Y si esto lo has hecho tú?", "¿Y si hay algunos pensamientos que nos prohíbes?", "Y si has vaciado la memoria al asesino?"- Dijo el veintitrés dirigiéndose prepotente a Alias… Nadie se lo podía creer, había pensado pensamientos prohibidos y no había entrado en una crisis convulsiva… ¿Cómo podía ser?. .

 

-¿Cómo eres capaz de pensar esto?- Dijo Alias asustado. En ese momento, Alias, hizo un gesto sutil secreto que sólo conocían los cascos de metal y el neosapiens numero uno se dirigió rápidamente hacia la sala de remodelación psicocomputacional.

 

-No sé, ocurre algo extraño aquí… Nos hablan de fuera pero no podemos salir, nos dicen que no debemos ser como los antiguos humanos pero en muchas cosas somos peores, nos prometen una libertad ansiada que únicamente podemos alcanzar entre rejas, hablan de bien común cuando el bien común es absolutamente nada cuando se encuentra en ausencia de bien individual. ¿Me entendéis?- Nadie responda, ya que para el cerebro de un neosapiens era imposible comprender aquellas palabras, eran pensamientos prohibidos, ideas propias de antiguo humano… Como podían haber llegado a su cerebro, era imposible no caer en círculo vicios cuando se navegaba entre esas ideas, de la misma forma que era completamente irreal pensar en eso. Era como si en veintitrés estuviera poseído.

 

-¿Te encuentras, bien veintitrés?- Responda Alias.

 

-Nunca me he encontrado mejor, de hecho… Haznos un favor ahora diganos quién eres, que haces aquí y cuáles son tus objetivos… Estoy seguro de que si nos lo explicas con claridad descubriremos muchas cosas que hasta ahora no sabíamos…

 

-Acompáñame a remodelación psicocomputacional por favor- Dile Alias esperando respuesta acertiva por parte de veintitrés.

 

-¡Ya sé lo que hizo allí hijo de puta! Prefiero morir de pie que vivir arrodillado…- Responda él.

 

Todo el mundo estaba callado sin entender muy bien de que iba la conversación, eran incapaces de seguirla puesto que, principalmente, estaba constituida de pensamientos prohibidos. Las únicas ideas que pudieron ser procesadas para el cerebro de los neosapiens fueron el hecho de que veintitrés se negaba a ir a una sala donde lo curarían y lo reintegrarían placidamente, nadie podía comprenderlo. "Venga estas enfermo dejado curar…" dijo en vin-set para intentarle ayudar.

 

-Ingenuo- respingo- los que estás enfermos sois vosotros… os… vosal… os, os… vosotros… estás… enfermos…- Digo veintitrés tartamudeando pocos instantes antes de entrar en una crisis convulsiva.

 

-¿Padre el duque a remodelación psicocomputacional y lo arreglamos? - Dijo el treinta en la oreja de Alias en voz baja.

 

-No… De éste debemos deshacernos lo antes posible- Responda Alias.

 

-¿Qué tienes pensado hacer?- Dijo en treinta siguiendo el coloquio.

 

-Hijos, hijas… Tome y active su memoria, hoy impartir una clase práctica sobre lo que los antiguos humanos conocían como pena de muerte…- Dijo Alias. Todo el mundo, incluso, veintisiete lo aplaudieron tal como si todo aquello se tratara únicamente de una obra de teatro, sin saber que era lo nuevo que se llamaba pena de muerte… Todo el mundo aplaudió, excepto la trece, que por alguna razón desconocida no dio respuesta al instinto de obedecer siempre a Alias, entre los aplausos nadie se dio cuenta, fue un detalle que pasó desapercibido tanto por Alias, como por la resto de integrantes del búnquer. Pero al fin y al cabo habían sido diseñados para acatar las órdenes de Alias… ¿Por qué quien cuestiona la verdad en sí?