En clase ya estaba todo listo para que los neosapiens descubrieran lo que era la pena capital, seguramente Alias, esperaba que la aplicaran en sus futuras colonias como herramienta de disuación criminal… En la ultima expedición de los militantes de la legión habían recogido y llevado a los científicos del búnker una herramienta que los humanos aplicaban a los corredores de la muerte de los centros penitenciarios que se conocía como silla eléctrica… Dos-mil-quinientos voltios de tensión, suficiente para freír el sistema nervioso de un huma y matarlo, prácticamente en el acto…
-Se puede sentar… Como bien debe recordar en la última clase hablamos de la aplicación de la justicia de la antigua humanidad. Pues, hoy veremos en directo lo que los homo sapiens conocían como ejecuciones, es decir asesinatos justifiactos bajo la ley.- Dijo Alias… "¿pero matar no era malo en cualquiera de los casos?", "el derecho a la vida no era ¿universal?", "¿todo el mundo no debía ser igual ante la ley?", se preguntó internamente la trece, pensamientos prohibidos la acercan de nuevo, como podía ser aquello, era como si alguien se le hubiera puesto en la cabeza y la controlas desde el exterior. Pero por motivos desconocidos no lo dijo en voz alta… ¿Acaso estaba mintiendo si no decía lo que pensaba en voz alta delante de su propio padre, Alias?.
En ese momento absolutamente todo el mundo ignoró la gravedad de lo que presenciarían ese día. Era evidente que habían sido remoralizados pocas horas antes de recibir aquella clase, ya que de lo contrario un neosapiens normal se hubiera opuesto al concepto de la pena capital. Justo en ese instante entró en treinta, junto al veintitrés, que presentaba signos evidentes de haber sido torturado recientemente.
-Padre, llevo noticias- Digo en treinta.
-Adelante- Responda Alias. En treinta dio una mirada asesina a veintitrés, él después de hacer un largo suspiro dijo el siguiente:
-Yo, he matado a la numero siete… La cogí por el cuello hasta asfixiarla en el lababo después de cenar, seguidamente la violé y cuando vi que no podía deshacerme de aquel cadáver decidí "volverla a la vida" de manera majestuosa, como un ángel caído del cielo que era lo que era ella…- sonrío- Es por todo esto, padre, que merece ser condenado a muerte…- Dijo en veintitrés con tono fribol.
-Agradezco que me lo hayas dicho hijo… tus deseos serán órdenes para mí, ahora bien; ¿que debemos dar clase en este caso?- Dile Alias, sin mostrar sentimientos. Nadie dijo nada hasta que veintisiete abra la boca.
-Según el apunte número novecientos dieciséis, nadie puede ser condenado a ningún tipo de castigo sin un juicio previo…- Responda en veintisiete.
-Evidentemente… Por tanto en veintitrés será juzgado mediante las leyes de la antigua humanidad… Ya que todavía no hemos establecido un código penal para la nueva humanidad. Bien, acabamos con esto cuanto antes… Treinta, ¿en qué se basa la acusación?- Dijo Alias.
-¿Hay que mostrar las imágenes de tal atrocidad, papá?- Responda treinta.
-Si… Que vean que era la antigua humanidad, que vean cómo era un homo sapiens natural, así entenderán muchas cosas.- Dijo Alias. En ese instante, treinta asintió con la cabeza apagó las luces y puso en marcha el proyector del aula, las imágenes en blanco y negro (ya que habían sido captadas con una camara infrarroja), estaban solos en veintitrés y la sed en el comedor. Primero la cogió fuertemente por el cuello hasta que se asfixió, seguidamente, la estiró por el pelo y le quitó toda la ropa, era la primera vez que los neosapiens observaban lo que eran sus propios genitales… "A caso, ¿qué era el amor? ¿El amor tal y como lo entendían los homo sapiens?... Sí, claro" reflexionar veintisiete… Después de las tan tetricas imágenes de la violación post-mortem en veintitrés, la empezó a descuarterar con un cuchillo que cogió de la cocina y empezó a pintar con sangre en la pared: "¡viva el homo sapiens libre! ¡muerte al neosapiens!"... Nadie de los presentes, a excepción del veintitrés comprendieron aquellas palabras.
-¿Cree que un asesino así puede convivir aquí entre nosotros?!- dijo en treinta. "No!" respondieron todos.
-¿A que debemos condenarlo? ¿Cómo debemos castigar a nuestro hermanito que nos ha robado una piruleta?- Dijo Alias en voz alta, todo el mundo empezó a gritar "¡matelo! pena de muerte! ¡pena de muerte!"... En ese momento en veintitrés, viendo la reacción de sus hermanos se puso a llorar tranquilo hijo, sólo has seguido el instinto humano que tienes, irás a un mundo mejor ya lo verás, será una muerte placida… Ni te darás cuenta, simplemente será como ver una luz apagarse- Le diga Alias.
-Científicos, ya podéis entrarlo- Dijo en treinta, en ese momento varios integrantes, dugeren, lo que se podía intuir que era una silla tapada por un manto negro- hermanos, hermanas, con todos vosotros aquí presentes, tengo el placer de presentar la silla electrica- En ese momento, destapó el temible objeto…
-¡No! ¡Por favor!- Suplicó completamente sodomizado en veintitrés, en plena agonía. En ese momento en uno y el treinta le cogieron a la fuerza y le sentaron sobre la misteriosa silla donde le empezaron a atar con una especie de cinturones, por las masía, por el abdomen, por los pies… Hasta que lo van dejar completamente inmóvil.
-Hijos, hijas… Hoy descubriréis una de las mayores atrocidades que cometió la antigua humanidad: la pena de muerte… Un asesinato justificado bajo el manto de la propia ley… ¿Unas últimas palabras, veintitrés, hijo mío?- Dijo Alias, asfixiado bajo su propia incoherencia.
-Lo siento neosapiens número siete… Yo, yo te quería realmente, fuiste mi flor de verano, como aquella nieve joven de finales de invierno que se te escurre entre los dedos… Si no te lo hubieras hecho yo lo hubiera hecho algún otro neosapiens… Te interpusiste en mi camino sin quererlo - Seguramente si no hubiera sido porque los neosapiens habían sido remoralizados para mostrar un odio extremo hacia veintisiete, esas palabras no hubieran pasado desapercibidas… Ya que nadie logró comprender que quería decir: "te has interpuesto en mi camino".
Después de aquellas palabras en treinta le puso una especie de casco conectado a un cable a los veintitrés, y seguidamente alias le colocó un antifaz en los ojos. Que lo aproveches, porque sería la ultima luz que vería en veintitrés, Alias le dijo:
-Buenas noches hijo, nadie te echara de menos más que yo, créeme… - Seguidamente se dirigió hacia un gran interruptor que había detrás de la silla y antes de llevar a cabo la inminente acción se aseguró a trabas de lo que él llamaba ordenador que los sentidos receptores del dolor de en veintitrés estuvieran al máximo. Así le provocaría una muerte más agónica a su hijo tan querido pero en un instante… "Clack!"... La inevitable muerte de veintitrés era totalmente inminente.
De repente empezó, a temblar como si estuviera convulsionante, en plena agonía, ni siquiera podía gritar ya que sus propios gritos le estaban asfixiando, el dolor era inverosimil, las ganas de culminar la agonía se alejaban a años luz de su miedo a la muerte… ¿Aquello era correcto? ¿Realmente en veintitrés merecía tal agonía? ¿Y si no había sido él?... Es pregunta veintisiete en voz baja. Dos cosas, en primer lugar, era imposible que veintisiete hubiera podido pensar lo después de la remoralización, y segundo, era aún más imposible de lo que dijera en voz alta. Como buen neosapiens, lo intentó, pero era imposible, en pocas palabras, le faltaba la voz para hablar de ciertas cosas con Alias o sus compañeros, como si alguien le controlara desde fuera.
Después de un tiempo, en veintitrés entró en llamas, y la trece las apagó rápidamente con un extintor. Aunque ni la trece ni el veintisiete hubieran tomado conciencia de manera mutua, los dos habían quedado completamente horrorizados por lo nuevo que se conocía como silla eléctrica y pena de muerte… Como podían los antiguos humanos justificar tal atrocidad , y peor aún: porque nadie era capaz de cuestionar las técnicas "disuasorías" de Alias, es preguntar internamente a los dos, una vez más sin decirlo en voz alta… Era evidente que les pasaba algo extraño dentro del ninguna, era como si estuvieran poseídos, como si alguien externo a ellos controlas lo que pensaban y lo que creían. ¿Podía ser real aquello?... No, era imposible, porque al fin y al cabo, sólo Alias podía manipularlos, y él era el padre supremo. Velaba por la seguridad, integridad y desarrollo de cada uno de los neosapiens, se les amaba tanto que no tenía problemas al matarlos de formas totalmente de antiguo humano.
En el aula, la sed de venganza se había agotado a medida que observaban la lenta y tetrica muerte de veintitrés, hasta que en treinta le dio por muerte definitivamente después de unos minutos quemándose vivo en la silla eléctrica. Alias, se esfumó en un momento certamen efímero, y seguidamente todo el mundo empezó a llorar anhelando el recuerdo de su hermanito al que pocos minutos antes habían votado por condenar a muerte.
Era una escena tan dramática… Pocos minutos después del odio, éste acontecía poco a poco melancolía y saudade, tres emociones que los neosapiens conocían perfectamente, todo ello, respresentado mediante el código ético de los antiguos humanos, sería una antitesis o incohoherencia total. Pero a ser sinceros, si has leído las paginas anteriores de este relato, ya deberas intuir que la percepción ética de los neosapiens era facilmente variable y, en el futuro, acontecería incluso inestable.
Por otra parte, una de las nuevas funcionalidades que ofrecía la mentalidad del neosapiens, era el hecho de que no comprendían la muerte tal y como lo hacían los antiguos homosapiens: no celebraban funerales, prácticamente no recordaban a los difuntos a largo plazo, y morir era un objetivo individual para satisfacer el bien común. Si esto se había logrado, era una muerte digna, su existencia había servido para algo… Seguramente en un futuro relativamente próximo, acabarían olvidando la existencia de veintitrés y sus huellas por la nueva humanidad, al igual que lo habían hecho con los militantes caídos en las expediciones al exterior, también conocido como "las tierras innumerables"... Alias siempre les había dicho que los militantes caídos en el exterior eran, en pocas palabras, héroes … Pero estaba estrictamente prohibido realizar autopsias o recoger a los cadáveres de los miembros de la legión caídos para conocer las causas de su muerte. Hipotéticamente, aunque, a excepción de los militantes, nadie había puesto un pie en el exterior, las tierras innumerables aparecían siempre descritas en la biblioteca de servidores, y por el propio padre Alias, como lugar altamente hostil. Con tormentas constantemente, heladas, granizadas, lluvia ácida, niveles de radiación alarmantes, aguas con alta presencia de sustancias tóxicas, escasez de tierra fertil, y formas de vida potencialmente peligrosas para el desarrollo de la especie humana.
Era para todas estas razones que antes de salir al exterior y enfrentarse a los incontables peligros de establecer una nueva civilización debían formarse física, moral y mentalmente para ser, en pocas palabras: "supervivientes perfectos", aptas para adaptarse a las nuevas adversidades contra las que deberían luchar en el futuro, sin mirar atrás, sólo con un objetivo. sobrevivir y procrear… Si lo lograban, su existencia en este mundo postapocaliptico al que los antiguos humanos llamaban planeta tierra habría servido para algo. Juzgándolo desde esta moralidad la existencia de neosapiens número veintitrés, había sido completamente inútil, aunque Alias, su "padre", di o tenga el derecho reservado a decir y pensar lo contrario.
En realidad Alias, podía cambiarlo, pero en parte ya le estaba bien, en el futuro, por motivos, hipotéticamente, desconocidos los neosapiens del bunker acabarían olvidando a veintitrés y lo más importante: lo que hizo por la comunidad. A partir de ahora su anima estaría en un sitio mejor, reposaría en un mar de placer y ataraxia libre de males, fantasmas, y demonios, pero, según la religión de los neosapiens, ahora él los vería desde fuera como un narrador omnisciente de un relato del que había formado parte en el pasado.
Quizás ahora te preguntaras: Si los neosapiens eran supervivientes perfectos, ¿porque seguían creyendo en religiones que, supuestamente, no tenían ninguna base científica?... Te lo respondo: desde la extinción masiva del apocalipsis supremo, pasando por el período de alta radación, la extinción, y llegando a la era retropostapocaliptica, ninguna especie similar a la homosapiens había habitado la tierra, y muchas de las formas de vida que se conocían se extinguieron. Todo esto, lo sabían a partir de las investigaciones llevadas a cabo a través de las muestras que la legión gama llevaba en el bunker. Una de las cosas que llevaron a la extinción a la antigua humanidad fue la polarización de la moralidad, hecho que, según Alias, era culpa del exceso de ateísmo entre otros factores… A la hora de la verdad, la religión sería una buena forma de tenerlos controlados, y justificar su propia ideología… Puesto que una vez los neosapiens alcanzaran la vejez, se darían cuenta de ciertas ideas y conceptos eran imposibles de cuestionar en edades más jóvenes… Porque es sólo cuánto te haces mayor que te das cuenta de que únicamente pensamos en el futuro para alimentar las insatisfacciones del presente. Ésta era una idea peligrosa para los habitantes de la nueva civilización, aunque, en teoría, ningún neosapiens del búnker se le había cuestionado todavía…
¿Por qué lo era?... Respuesta breve: desde los orígenes de la humanidad, el paso del tiempo y el inevitable destino individual que comporta éste (la muerte), se ha convertido en un caldo de círculos viciosos, ideas, panicos y miedos … Así que la nueva especie humana debía tener un objetivo en la vida, un objetivo real que das sentido a todo a su dolor y agonía, así como también debía tener su felicidad. En resumen necesitaban una religión… ¿Por qué hay mejor que una serie de ideas instintivas implantadas dentro de la mente de un cerebro para que en nombre de X se haga absolutamente todo lo que desee la Élite establecida?