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Lover, Hunter, Friend and Enemy

Nami_historias
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Synopsis
Una chica que ama lo simple. Un joven que ama la adrenalina. Un mismo destino: Morir. Dalila Webber y Ciro Slatte, dos amigos que se desean pero se odian, sin embargo, ambos son las próximas víctimas del asesino, nada es lo que parece, es evidente, todo es un rompecabezas, simplemente, son hilos enredados, por cada intento de deshacer el enredo, muere alguien más. Ambos viven en un pueblo, uno donde los chismes corren rápido, uno donde, hasta lo más mínimo, ya todos lo saben, pero ¿lograrán descubrir a los asesinos? Honestamente no lo creo, pues nada es lo que parece, todo está lleno de sangre, amor, dolor y mucho más. O, al menos eso creían, hasta que Sheila Lacrosse y Aidan Gallagher llegan a terminar con el asesino. Gente nueva llega al pueblo, y gente muere con cada suspiro del asesino, mejor conocido como "El monstruo" pues siempre deja una marca en sus víctimas, "EM" en cada uno de ellos, es la misma marca. Todos ansían saber quién es el asesino, pero pocos sabrán quién es. iniciada: 19-05-24
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Chapter 1 - 1. El monstruo

Antes de empezar, contiene muchas cosas explícitas, si no les gusta, no lean, favor de no comparar ni criticar y NO LECTORES FANTASMA, gracias.

Empecemos!

№1 "El monstruo"

La sangre corría por sus manos, sus zapatos, su cuerpo, el piso, su ropa, simplemente la escena le daba placer, mientras que, el cuerpo de su víctima estaba tendido en el piso, sangrando, dejando sus gritos ensordecedores inundando el bosque.

—¡Ya! ¡O la matas tú o lo hago yo!

—Bien —él se encoge de hombros y da un golpe en seco a su cabeza.

—Corre —le dice ella al ver a alguien acercarse, ambos corren a la cabaña y se apuran a limpiar la sangre en ellos.

Podrán estar locos, pero les encanta verse así luego de matar a alguien, simplemente es muy... Emocionante... Ambos se quitan la ropa y van a la ducha entre besos.

Luego de bañarse, se cambian y queman la ropa, borrando toda evidencia.

[...]

—¡Ay por Dios! —exclama la madre de Webber.

—¿¡Qué pasó, mamá!? —se acerca a su madre.

—Mataron a Siddharth Malhotra, tu mejor amiga... —cuenta la mujer.

—¡Por Dios! —suspira la joven.

—Lo siento, hija, la encontraron sin vida en el bosque —la señora Webber se acerca a su hija y la abraza mientras esta llora.

—Es la tercera vez esta semana, mamá —solloza la chica.

—Tranquila, bebé, el sheriff ya está haciendo todo lo que puede.

—¡Aún así no es suficiente, mamá! ¡Ya deberían haber encontrado al asesino! Ahora mi mejor amiga está... No puedo creerlo —vuelve a sollozar.

—Tranquila, pronto verás que esto acabó.

—Espero que así sea, mamá —se separa y limpia sus lágrimas—. Iré a alistarme para que vayamos al funeral

Se devuelve a su habitación y se alista a algo casual de color negro.

[...]

—Así que: ¿Muerta?

—Eso parece, debemos tener más cuidado, el sheriff está haciendo todo por encontrar al responsable —responde.

—Cálmate, luego de Siddharth, va Mandorla, su hija, así que no te preocupes.

—Bien... Te veré después —le da un beso en la mejilla y se va.

—Mi bebé —solloza la madre de la víctima.

—Lo siento mucho, en serio, señora Malhotra, su hija era mi mejor amiga —suspira la joven de ojos cafés.

—Lo sé, esto es doloroso para todos —suspira y ambas se abrazan, ella le susurra algo pero esta parece tomarlo de mala manera —. ¡Vete! ¡Asesina! —grita la madre, dolida tras lo que acaba de oír.

—¿Que hice?

—¿Que pasa? —murmuran los presentes.

—¡Es una asesina! ¡Ella mató a mi hija! —grita entre llanto.

—¡Solo dije que a mi mejor amiga le gustaba ver los animales! —responde Dalila, confundida por la actitud de la madre de su mejor amiga.

—¡Siddharth no merecía morir así! —insiste.

—Vamonos, hija —dice la madre de Dalila y se apuran a salir del lugar—. No es verdad lo que dijo, hija, ella solo está dolida.

—Lo sé, pero no fue mi culpa, mamá —solloza—, quizá solo busca a quien culpar, como todos aquí.

—Lo sé, vete a duchar y luego bajas a cenar, bebé —sonríe levemente su madre, Dalila asiente y sube a su habitación.

[...]

—Vieja loca —suspira 'El monstruo'

—Cállate y mejor sube a ver si ves algo que nos ayude a matar a la vieja esa —le dice su cómplice.

—Sí, pero... ¡Ugh! —se queja el primero, sintiendo un jarrón de vidrio romperse en su cabeza.

—¿Quiénes son? —pregunta la mujer con miedo.

—El asesino de tu hija —dice el cómplice.

—¿Que...? Pero...

—¡Cállate! —grita la chica, tomando un vidrio para encajarlo en la pierna de la mujer.

—¡No! —grita con dolor y trata de correr.

Ambos la hacen caer, torturando a la mujer antes de darle el golpe final, cortando sus brazos, dejando que la sangre salga de su cuerpo, desgarrando cada parte de ella, pero ella no podía gritar pues habían cortado y quemado su lengua, ella escupía sangre, pero ¿era suficiente? No, ellos querían más.

Ella pasaba la navaja por su cuerpo mientras él le dejaba el sello EM con un anillo caliente, provocando sollozos por parte de ella. Y aún así, no era suficiente, querían más.

No conformes, quemaron su cuerpo, oyendo como trataba de gritar pero la sangre en su boca era mucha, hasta que finalmente su cuerpo no tenía ni un solo suspiro para dar.

Al día siguiente, Alan, amigo de Webber, le pregunta si todo bien, pues traía gorro y su cabeza le dolía.

—¿Dalila? ¿Estás bien?

—Sí, parece que me voy a resfriar, y por eso el suéter y el gorro, nada grave, pero ¿lo supiste? El sheriff fue a casa de todos porque la mamá de Siddharth acaba de morir, la encontraron calcinada en su casa.

—Sí, mi papá me dijo algo de eso en la mañana. Pobre familia Malhotra, mi papá era muy amigo de su padre, no imagino el dolor para el señor Malhotra cuando vuelva —Dalila suspira con pesadez.

—Seguro le dolerá, pero hay algo que no entiendo, la señora trataba de encontrar al responsable, pero en el intento salió calcinada, ¿te diste cuenta de que sí tratas de investigar sales afectado?

—Dalila, no, si investigas terminarás como todos ellos, no lo harás, eres una buena chica, no quisiera verte muerta —pasa un mechón de cabello detrás de su oreja.

—Tranquilo, solo fue una propuesta, no haré nada —sonríe con nervios y terminan de comer.

En el fondo, ella sabía algo que los demás no, pero, no podía hablar, solo se dedicaría a investigar por su lado, no podía confiar en nadie, ni siquiera en su sombra.

•En otra parte•

—¡Amor! —una joven chica llega corriendo.

—¿Sí, bonita? —el chico de ojos verdes voltea a verla.

—Mira, cuatro asesinatos en una semana en el pueblo de aquí cerca, no es normal.

—Mi amor, ese pueblo lleva años con eso, debe ser que llegó alguien más a hacer destrozos, mejor ven —se acerca y la besa.

—Aidan, esto es serio, amor, mi mamá está ahí.

—Amor, lo sé, pero ella no quiso salir de ahí, seguro pasará rápido —trata de darle paz

—Claro, pero... —Aidan la calla con un beso.

—Mi amor, deja esto al sheriff —poco a poco se tambalea lentamente de lado a lado, con sus manos en la cadera de su novia—. Hagamos algo para quitarte esa tensión.

—¿Como qué? —sonríe ella sobre sus labios.

—En media hora debo salir... —sonríe sugerente.

—Creo que con quince minutos nos basta —sonríe y vuelve a besarlo.

Él sigue beso, volviéndolo más intenso y, entre besos, la conduce a su habitación mientras la ropa de ambos caen a sus pies.

La acuesta con suavidad sobre la cama, colocándose entre sus piernas y acaricia su cuerpo, desatando suaves jadeos. Baja sus besos por su cuello y clavícula, deteniéndose en sus pechos.

Besa uno mientras aprieta el otro, le da una suave mordida y ella suelta un gemido más alto. Baja los besos por su abdomen, esta vez deteniéndose entre sus piernas. Pasa su lengua por la zona, saboreando su humedad y ella gime su nombre haciendo que la erección de él tome más dureza.

Vuelve a subir sus besos hasta llegar a su boca y la besa con deseo, puntea su erección contra su entrada.

—Amor, entra ya, por favor —suplica entre gemidos.

Él se coloca el preservativo, desliza su miembro en su interior y ambos jadean en satisfacción. Sale y vuelve a entrar, esta vez con más fuerza y ella gime alto, él sigue moviéndose, dando estocadas lentas pero fuertes.

Ella seguía gimiendo, impulsándolo a ir más rápido. La besa mientras la toma de las caderas, yendo rápido y fuerte, rompe el beso por un momento y ambos jadean sobre los labios del otro.

Durante minutos, lo único que se escucha son los gemidos de ambos, el sonido de sus cuerpos chocando entre sí, ambos gimoteando el nombre del otro, acompasados a las embestidas. Él gime ronco al sentir sus paredes apretándose alrededor de su longitud, por lo que aumenta su velocidad.

Ella gime con fuerza su nombre, alcanzando el orgasmo, temblando levemente de placer. Él se mueve un poco más, hasta que también alcanza el clímax con un gemido ronco. Vuelven a besarse con dulzura, saboreando los restos del orgasmo.

Él sale con cuidado y se quita el preservativo antes de de acostarse a su lado, jadeando agitado.

Minutos después, él se levanta, le da un beso corto y la deja descansar, se ducha, se cambia y luego de dejarle una bandeja con comida a su esposa, se va.