—¿Qué estás mirando? —Los guardias de seguridad no solo no detuvieron la paliza a alguien en el hotel, sino que también rugieron a los huéspedes que observaban. Y revisaron sus teléfonos, borrando todas las grabaciones de video. Aunque estas personas eran habitualmente bastante influyentes como élites empresariales, eran tan sumisos como nietos en el hotel, obedeciendo sin chistar.
—¡Jefe, estuve mal! ¡Por favor, perdona mi vida! —Thayer Taylor yacía tendido en el suelo del hotel, sintiendo como si varias de sus costillas estuvieran rotas, con sangre constantemente surgiendo de su garganta, su cuerpo sintiéndose como si se desmoronara.