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Cuando Bran Cook dijo esta frase, su rostro se llenó de anticipación.
Su lenguaje era genuino, y su mirada, sincera.
La mayoría de las chicas encontraban difícil rechazar a un hombre tan devastadoramente potente.
Pero Quella Radcliffe no era como la mayoría de las chicas.
Estaba aquí solo por los problemas financieros que su empresa estaba enfrentando, habiendo sido introducida a este evento de bebida por un compañero de clase.
El Grupo Radcliffe estaba actualmente en crisis, y Quella Radcliffe era muy consciente de que Julio Reed podía resolver este problema.
Pero ella no quería convertirse en una carga para su hombre; su naturaleza asertiva llevó a Quella Radcliffe a la decisión de manejar el problema por sí misma.
Sin embargo, al llegar a la fiesta, se dio cuenta de que las cosas no eran tan simples.
Bran Cook, de pie frente a ella, no hacía ningún intento de ocultar su persecución; casi estaba al punto de arrodillarse para proponer.