—¿Crees que es buena idea castigarla? No quiero marcas en su delicada piel —preguntó Gabriel al mayordomo que frunció el ceño ante sus palabras.
—Nunca supe que fueras un hombre débil hasta que la conociste. Siempre dijiste que cuando un Don encuentra su debilidad, es fácilmente asesinado. Si sigues dejándola ir, quizás no puedas controlarla más —dijo Bones al hombre que estaba junto a él para verlo fruncir el ceño.
Sabía que una cosa que Gabriel odiaba era que lo llamaran débil.
—¡Débil! ¿Cómo te atreves a llamarme débil? Maté a toda mi familia y tomé el control de la organización...
—Esas son glorias pasadas. ¿Has visto tu estado ahora? Apuesto a que incluso nuestra ama te ve como un hombre débil... —comentó Bones sintiendo un dolor agudo en sus rodillas e inmediatamente cayó al suelo con las manos de su jefe alrededor de su cuello.