Noah y Anna llegaron a su estacionamiento privado. —Yo conduciré Morton, tú puedes retirarte por la noche —Noah le dijo a su chofer y el hombre le entregó las llaves inclinándose antes de irse.
Él abrió la puerta del asiento del pasajero para que su querida esposa entrara mientras caminaba alrededor del auto hacia el asiento del conductor.
Anna todavía no podía creer que alguien los hubiera visto juntos. Noah prometió que estaban seguros ya que ese era su ascensor personal, pero ¿quién sabía que ese hombre estaría allí en ese momento?
Por la mirada irritada que le dio, ella podía decir que no le agradaba. ¿Era a causa de las noticias en línea, o simplemente no le gustaba en absoluto?
—Ese es Donald —escuchó decir a Noah y se volvió para mirarlo.
—¿Crees que me reconoció? —preguntó Anna y él asintió.
—Cualquiera que trabaje para Linco sabe quién eres, querida —dijo intentando algo con su teléfono antes de mirarla con una sonrisa.