La señora Harlow sintió latir su cabeza. No sabía qué decirle a Ariel, ¿debía contarle la verdad o otra mentira?
Sin embargo, Ariel no estaba de humor para darle tiempo a la señora Harlow para que se inventara una excusa. Dejó salir toda su frustración, enojo y emociones descontroladas antes de gritar de nuevo —¡Tú sabes cuánto quiero casarme con Noah!
Lágrimas corrían por su rostro mientras miraba fijamente a su madre y se mordía el labio inferior —He estado esperando que esa perra se divorcie de él por siglos, ¿no es por eso que hice todas esas cosas? ¿Crees que quiero ser la otra? ¡Quiero ser la legítima señora Nelson y no alguna sucia amante!
Ariel no entendía por qué su madre, que siempre la había apoyado, empezó a apoyar de repente a Ari. Miró a su madre intensamente y preguntó con enojo —¿Soy una broma para ti? ¿Piensas que solo merezco ser la amante de alguien? ¿Es por eso que no quieres que Ari se divorcie de Noah?