—Ahora solo estás siendo grosero —dijo Ari mientras intentaba elegir bien sus palabras. Los dos estaban solos, la lluvia arreciaba más fuerte que nunca, velándolos a ellos y al resto del mundo. Ari puede que no fuera fan de las películas de terror, pero sabía reconocer una escena de asesinato cuando la veía.
—Por supuesto que lo soy. O es grosero, vulgar o casi psicopático cuando se trata de mí, ¿no es cierto, señora Nelson? —Le habló con una mirada consciente en sus ojos, como si fuera muy consciente de la percepción que ella tenía de él—. Pero aún así sé que no es mejor ponerse a llorar en medio de la lluvia sobre el pavimento.
—Entonces es posible que nunca hayas visto una película romántica —dijo Ari manteniendo el paso con él. Ahora que había vuelto en sí, podía sentir el frío lamiendo su piel, dejando tras de sí piel de gallina.