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La señora Mia miró a su hija como si se hubiera tragado una mosca. No quería creer que Ariana estuviera relacionada con la familia Ashford, pero algo, una sensación persistente en la parte trasera de su cabeza, le decía que era la verdad.
Después de todo, si esa mujer no estuviera relacionada con la familia Ashford, ¿por qué alguien se molestaría en decirle que mantuviera a esa mujer tan suprimida como fuera posible y al mismo tiempo amenazarla con no dejar que Ariana escapara de sus garras?
¡Debe ser esa la razón!
La expresión de la señora Mia se torció cuando pensó en las innumerables posibilidades que podría haber aprovechado si hubiera conocido la verdad.
—Mamá —al ver la expresión en el rostro de su madre, Glynn supo que había algo siniestro gestándose dentro de la cabeza de su madre. Ella le aconsejó amablemente—, sé que estás molesta pero no hagas nada, ¿de acuerdo? A Papá tampoco le gustará ya que él tiene muchos tratos de negocios con la familia Ashford.