Ariana sabía que estaba actuando como una alborotadora. Lo sabía y lo entendía. Pero no tenía idea de qué sentir en ese momento.
Se sentía feliz y triste; al mismo tiempo estaba enojada y molesta. ¿Por qué no la buscaron antes? ¿Por qué nunca la buscaron? ¿Por qué ahora?
Todo tipo de pensamientos se filtraban en su cabeza, y Ariana no tenía idea de cuál poner primero. Sus sentimientos empeoraron cuando pensó en la humillación que había pasado hace unas horas.
Aunque siempre había sido serena, Ariana sentía que su corazón iba a estallar.
—Sé que te sientes realmente confundida, hija mía —Kaylyn trató de ser lo más paciente y tranquila posible; aunque quería que Ariana la aceptara, no la presionaba.
Con una sonrisa delicada, Kaylyn extendió la mano para sostener las manos de Ariana entre las suyas. —Investigaremos este asunto con el mayor cuidado posible. Tiene que haber una razón por la que sucedió algo así.