—Pronto las horas se convirtieron en días y llegó la noche del banquete de cumpleaños del Señor Baker. Ari miró el vestido verde esmeralda con una abertura alta y sin hombros que Leila le había enviado.
Con joyas ligeras que parecían esmeraldas adornando la tela de su lado derecho y el otro lado siendo liso, Ari todavía encontraba el vestido un poco abrumador pero como no podía cambiarlo en el último momento, solo pudo suspirar y rizar su cabello antes de aplicar el maquillaje más ligero posible.
No quería que nadie prestara atención a su fiesta, pero por más que lo intentara, Ari no podía hacerse ver más sencilla.
Una vez vestida, se puso los tacones a juego que venían con el vestido y salió del apartamento.
—Volveré pronto, Timmy —dijo Ari al perro que gemía mientras le frotaba la cabeza antes de cerrar con llave la puerta de su apartamento. Luego tomó el ascensor y llamó un taxi a la Mansión Baker.