«Esto no podría estar sucediendo», pensaba Ari para sí misma, una gota de sudor recorría el lateral de su sien mientras alzaba la mano y pellizcaba el espacio entre sus cejas.
—¿Eso es todo lo que tienes que decir, señorita Ashford? —preguntó Ari con un suspiro de molestia. Sabía que involucrarse con Nicolai iba a ser problemático.
Pero nunca imaginó que unas pocas horas permitiendo que su tentación e irracionalidad tomaran el control de su sensatez, fueran suficientes para que sintiera la amarga mordida de la realidad.
Penny frunció el ceño al escuchar el fastidio en la voz de Ari, ya que esto no era lo que ella se había preparado para enfrentar.
Pensó que Ari estaría lo suficientemente enojada como para golpearla, tal vez regañarla con palabras duras y decirle cómo estaba cruzando sus límites.
De esa manera, entonces probaría a sus hermanos y a Nicolai que Ari tenía una cara que ocultaba a todos y no era tan inocente como pretendía ser.