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—Noah —corrigió Inez con voz fría—. Por favor, llámame Noah.
Inez alzó las cejas mientras se recostaba en su silla. Miró a Noah con severidad, su respuesta fue suficiente para mostrarle la desobediencia que aún hervía en sus venas.
Corregirla no era sólo descortés sino también una manera bastante atrevida de expresar que todavía le quedaba un poco de lucha en su interior.
—Noah —comenzó Inez otra vez de manera educada—. Como decía, el arrepentimiento es una emoción bastante fuerte. Si todavía estás obsesionado con el pasado, entonces no tiene sentido avanzar hacia el futuro.
Noah tomó la copa de vino de su lado y dio un sorbo. Su expresión cambió cuando se dio cuenta de que una vez más los sirvientes habían olvidado mezclar un toque de brandy en el vino. Algo que le gustaba, si fuera Ari