—Nicolai no intenta... perturbarte, Aaron —comenzó Ari con dificultad. Por eso quería esperar hasta haber procesado y repasado esta conversación un par de veces en su mente.
Este repentino predicamento la había dejado confundida e incómoda, pues Ari sentía que estaba completamente fuera de su control. No tenía la menor idea de qué decir o por dónde empezar.
Más importante aún, cómo resultaría esta conversación
Era imperfecta y Ari no se sentía cómoda haciendo algo que no fuera perfecto.
Se aferró con los dedos a la delgada manta que tenía sobre su cuerpo. Cerrando los ojos con fuerza, le dijo:
—Es solo que Ariel fue quien me secuestró y me llevó a la mansión de Samuel. Él solo está intentando mantenerme a salvo.
—¡No! —Aaron levantó la cabeza bruscamente con una mirada de incredulidad. Toda la sangre de su rostro comenzó lentamente a drenarse. Parecía bastante distraído mientras Aaron negaba con la cabeza.