```—¿Vendida? —Ari repitió, levantando la cabeza del informe de ADN, su cuerpo volviéndose rígido. Lo último que quería escuchar era que había sido vendida.
—Sí, lo estás. No tiene sentido negarlo.
—¿Así que me trajiste aquí para hacer el trabajo sucio de tu madre? —Ari gruñó con enojo.
Al escuchar sus palabras, Ariel no se enojó, sino que sonrió aún más ampliamente. —No, Sam no es quien te compró. Sabes qué Ari, creo que eres demasiado barata para ser vendida a un hombre rico. Te mereces ser la puta de un hombre y eso al más barato.
Los ojos de Ari se endurecieron, y sus manos se volvieron pálidas porque las apretaba demasiado fuerte. Respiró hondo antes de decir:
—Son palabras orgullosas de alguien que ha estado viviendo de haberme vendido.
La sonrisa en el rostro de Ariel titubeó, pero antes de que pudiera decir algo Ari respondió duramente:
—Sigues repitiendo que soy la ruina de tu existencia, pero la verdad es que todo lo que tienes es gracias a mí.
—¿Qué quieres decir