Así que Nicolai se acercó más a ella, su pecho firmemente presionado contra su busto. Una cálida sensación se dispersó por todo su pecho, mientras el violento latir de su corazón chocaba contra el de él.
Igualando al suyo.
¿Qué diablos le estaba haciendo esta mujer? ¿Por qué diablos quería a esta mujer cuando podría haber tenido a cualquiera?
Nicolai sabía que si quisiera a otra mujer, habría varias que se ofrecerían para estar con él.
Ese era el poder del nombre De Luca.
Y sin embargo, él perseguía a esta mujer como un tonto embelesado. Si esta mujer no era una bruja, entonces él era un zarigüeya. Tal vez ella fue creada solo para joder con él.
Como su propia maldición.
—Eres un terror agonizante, ¿lo sabías? —Ella siseó contra él, su garganta palpitando contra sus dedos y palma.
—Me encanta la idea de agonizarte, rápida pregunta ¿está funcionando?
—¡Te odio tanto!
—Y yo te quiero mucho.
—¿Eres masoquista?