Nicolai sabía que necesitaba dar media vuelta y salir de ahí, lejos de esa maldita seductora.
La situación se estaba volviendo demasiado peligrosa, demasiado jodidamente arriesgada, y él estaba a punto de perder el control.
Pero su determinación se estaba desmoronando mientras miraba a la mujer agarrándose de la manga de su abrigo.
—Dime —susurró Nicolai—. Si me sueltas ahora, podemos resolver este asunto a tu manera, princesa. Agradable, elegante y apropiado. Pero si sigues mirándome así, entonces resolveré este problema a mi manera.
—¿Quieres lidiar con esta situación problemática a mi manera, princesa?
Ella tembló contra él. Que se joda el mundo. Ella estaba temblando contra él. O tal vez era la droga y el alcohol en su sistema lo que la hacía tambalearse.
Pero Nicolai ya no podía preocuparse por eso, había estado viviendo como un fraile durante meses y que le perdonaran, si elegía creer que Ariana estaba temblando por él.
Por él.