—¿Lo hiciste? —Nicolai levantó una ceja con una sonrisita astuta en sus labios, que hizo que Ariel se asfixiara. Ella apretó los dedos alrededor del delgado soporte del vaso que sostenía.
Las puntas de sus dedos comenzaron a temblar y estremecerse mientras asentía con rigidez y dejaba que una dulce sonrisa jugueteara en sus labios.
—Lo hice —respondió Ariel con un ligero aleteo de sus pestañas—. Pero, ¿por qué me haces esta pregunta? ¿Ari te dijo algo que te haya hecho pensar lo contrario?
—Qué idiota —pensó Nicolai con un ligero bufido.
Ariel no tenía ni la menor idea de que había otro niño pequeño que fue secuestrado junto con Noah.
A diferencia de Noah, que la había buscado casi de inmediato, Nicolai solo había visto a Ariel de lejos antes de deducir que ella no era quien lo había salvado.
Así, la mujer tonta creía que Nicolai solo estaba defendiendo a Ariana, ya que parecía estar prendado de ella en ese momento.