—Ya sabes... —Nicolai habló con los brazos cruzados delante de él y los ojos entrecerrados mientras miraba a las personas que ahora estaban sentadas en la mesa donde él y Ariana se encontraban.
—He visto muchas cosas asquerosas. Y no estoy exagerando, hubo una vez que vi el cerebro de alguien esparcido en la calle porque esa persona tuvo un accidente. —Ligera corrección, no era una calle sino un cementerio y el accidente fue provocado por el hombre.
Después de todo, él era el accidente.
Leila, que acababa de dar un sorbo a su vino, se atragantó y colocó la copa de champán en la mesa.
—Perdón por eso —Nicolai se disculpó con Leila con una sonrisa encantadora.
—Está bien —Leila movió su mano de manera despectiva. Después de todo, no se atrevía a aceptar la disculpa de Nicolai.
Luego Nicolai se volvió a mirar al resto de las personas sentadas en la mesa antes de comentar:
—Pero nunca he visto algo tan asqueroso como esto.
