Crack.
El sonido de algo al caer resonó en el ático que pertenecía a Keon Ashford. Penny, que estaba caminando alrededor de todo el ático rebuscando en esto y aquello, ahora se quedó quieta en su lugar.
—¿Qué haces aquí, Mateo? —preguntó, mientras reprimía el terror en su corazón.
Los ojos de Mateo se desplazaron perezosamente desde el desorden que estaba esparcido por todo el suelo, el pobre sofá, así como la mesa de té, hasta su hermana. Mirándola con unos ojos que parecían más fríos de lo habitual, respondió,
—¿No fuiste tú la que lloraste y armaste un escándalo sobre que estabas sola y que no tenías a nadie que te acompañara a la fiesta?
Su respuesta hizo que los labios de Penny se contrajeran. Ella solo había dicho esas cosas a su madre para hacer que Kaylyn sintiera lástima por ella.
Penny ansiaba atención como uno ansía el oxígeno.