Resultó que Noah efectivamente no había tenido suficiente del tormento. Como si fuera un acosador de tercera categoría, le pidió a Brandon que condujese al centro comercial donde Nicolai había llevado a Ariana y si eso no fuera suficiente, incluso los siguió hasta una boutique de hombres.
—¿De verdad vamos a seguirlos así? —preguntó Brandon mientras ojeaba algunos trajes que colgaban del perchero. No podía creer que su jefe, que nunca había mostrado interés por Ariana, de repente la siguiera como un cachorro abandonado.
—Cállate, Brandon —siseó Noah mientras observaba a Ariana negando con la cabeza en exasperación. Cuando Nicolai salió del vestidor, en pantalones negros que se adherían a sus musculosas piernas y una chaqueta con accesorios cubierta de arriba a abajo.
Hubiera lucido aún mejor si Nicolai hubiera tenido el tino de llevar una camisa que no estuviera rasgada en lugares, mostrando su torso musculoso.