—Inez va a perder la cabeza —Kayden lanzó el último contenedor que contenía keroseno al suelo.
Con el smartphone de Maximus en sus manos, no tardaron en rastrear al resto de los traidores antes de encontrar esta biblioteca.
Levantó la cabeza y miró los numerosos estantes de libros que estaban alineados dentro del edificio.
—¿Quién iba a pensar que ellos estaban manejando esta biblioteca? No es de extrañar que no pudimos atrapar a estas ratas —Kayden tomó uno de los libros viejos y lo hojeó. Ni en sus sueños más salvajes podría haber imaginado que un grupo de hombres de las profundidades llevaba un negocio tan decente en la ciudad.
Él, como un tonto, seguía rondando bares y clubes de striptease.
—De todos modos va a perder la cabeza —Nicolai miró el estante que tenía libros médicos apilados ordenadamente. Se quedó mirándolos un rato antes de tomar uno.
Con su portada verde serpiente y palabras doradas en relieve en la parte superior, el libro parecía bastante interesante.
