—Al día siguiente, el cielo estaba cubierto de nubes como si mostraran signos de una tormenta inminente —comentó Ariana saliendo de su apartamento y mirando hacia el cielo sombrío, inclinando la cabeza hacia atrás.
Observó las nubes que de vez en cuando resplandecían con truenos antes de volver a tornarse negras como tinta, luego bajó la mirada hacia la pequeña bola de pelo a su lado.
—Parece que tendremos que acortar nuestro paseo, Timmy —le dijo al pequeño perro, cuyas orejas se echaron hacia atrás. Aunque no entendía lo que Ariana le decía, sabía que un clima como ese significaba que solo pasarían unos minutos afuera.
—¡Guau! —Timmy ladró con un triste meneo de su cola.
—Jaja, travieso —Ariana revolvió el pelo en la cabeza de Timmy mientras se giraba para caminar hacia el ascensor. Mientras caminaba, escuchó el sonido de una puerta abriéndose. Ariana giró la cabeza casualmente y notó a Arabella parada allí con una mirada orgullosa en su rostro.