—Señorita, yo
Ari quería dejar clara su posición. No entendía qué acción suya había hecho que las enfermeras la malinterpretaran, pero era necesario aclarar las cosas ya que iba a trabajar en este hospital a partir de ahora.
Pero antes de que Ari pudiera hablar, una de las enfermeras levantó la mano y dijo fríamente,
—No necesitas decir nada, señorita. Todos sabemos que estás aquí por el Doctor Dimitri, pero él está muy ocupado en este momento y no tiene tiempo para ocuparse de ti o de tu lonchera. Por favor, vámonos mientras estamos siendo educados.
Las enfermeras habían visto a muchas mujeres venir a buscar a Aiden todos los días, ahora estaban más o menos insensibles a la vista. Desafortunadamente para Ari, cuyo rostro tenía una belleza etérea, este estigma no era algo bueno.
Ella negó con la cabeza y dijo: