Ariana no tenía idea de que, por su culpa, alguien había perdido su negocio. Actualmente se quedaba en casa leyendo algunos libros de Medicina. A pesar de ser una estudiante talentosa, habían pasado tres años. Necesitaba repasar la información para refrescar su memoria.
«Nunca pensé que se me daría la oportunidad de continuar con mi práctica médica. Debo esforzarme al máximo para encaminar mi vida ahora que tengo la oportunidad», pensó Ari mientras terminaba de leer otra página del libro. Sin embargo, justo cuando estaba a punto de pasar la página, sonó la alarma que había puesto en su teléfono.
—Oh, ¿ya han pasado tres horas? Ni siquiera lo noté —murmuró Ari mientras cogía el teléfono para ver la hora. Estaba tan absorta leyendo el libro que se había olvidado completamente de controlar el tiempo. Afortunadamente, había puesto una alarma. Si se hubiera olvidado de sacar a Timmy a su paseo vespertino habitual, seguramente la habría ignorado durante dos días.