Chapter 33 - 033

Gerol termino de bañarse y al salir encontró que Luca ya le habla preparado una sopa de polio.

Encima flotaban cebollin y cilantro picado, sus favoritos, además de un par de huevos fritos.

Luca habla nacido con un interés natural por la cocina y además tenía un talento excepcional para ella, lo que hacía que todo lo que preparaba estuviera delicioso.

Carol sintió un calorcito en el corazón y se acercó a la cara de Luca, dándole un beso

sonoro.

"Nuestro Luca es el más tierno, eres el abrigo de mamá."

Las mejillas de Luca se tiñeron de rojo por el beso, el pequeño se sonrojó.

Pero al ver la marca de una mano en la cara de Carol, el niño sintió un pinchazo de dolor y sus ojos se enrojecieron.

"Mamá, ¿puedo dormir contigo esta noche? Quiero estar cerquita de ti."

Lain y Ledo, al oírlo, también miró a Carol con esperanza en los ojos.

Carol sonrió. "Claro que sí."

"¡Si! Luego le contaré chistes a mamá."

"Le daré un masaje a mamá."

"Le cantaré a mamá para que se duerma."

La pequeña habitación se llenó de risas y palabras cariñosas, era un espacio rebosante de amor y felicidad.

Sin embargo, al mirar a sus tres pequeñines, el corazón de Carol latió con fuerza un par de veces, invadida por un sentimiento inexplicable.

Era como si faltara una pieza en su corazón completo.

Esa sensación la invadia a menudo, especialmente cuando se reunían los cuatro para disfrutar de momentos felices. Su corazón se llenaba de un dolor profundo.

Sentia que algo faltaba, pero no sabía qué era.

Era una sensación extraña, como si alguien les hubiera robado a sus hijos.

En la Mansión Número Uno.

El gran chalet se sentía frío y vacío.

Aspen subió las escaleras llevando un sandwich que había preparado él mismo, Miro Regula sentado frente a la ventana, mirando hacia la puerta.

Su pequeña silueta parecía desamparada.

Aspen sintió pena y se acercó. "Miro, cómete este sándwich."

Miro no se movió, seguía mirando hacia la puerta con esperanza.

Aspen colocó el plato sobre una mesita delante de él.

"Si no comes, mamá se pondrá triste."

Fue entonces cuando los ojos vacíos de Miro se iluminaron ligeramente.

"¿Crees que mamá lo sabrá?", le preguntó Miro mirando a Aspen.

"Sí, hay un lazo entre madre e hijo. Ella sabrá lo que piensas, y si no comes, también lo sabrá."

"¿Y si la extraño? ¿Ella lo sabrá?"

"… Sí."

"Entonces, si sabe que la extraño, ¿por qué no viene a verme?"

Aspen sintió un dolor agudo en el corazón. Si, esa mujer no tenía corazón, su hijo la extrañaba. ¿Dónde estaba que no volvía a ver a Miro?

¿Por qué no venía a verlo a él?

"¿Será que no le agrado?", le preguntó Miro, con tristeza.

Aspen lo negó con la cabeza rápidamente. "No es eso, seguro que te ama mucho."

*Entonces, ¿por qué si sabe que la extraño, no quiere volver a verme?"

Aspen, conteniendo su tristeza, acarició la cabecita de Miro.

"… Quizás algo la retiene y no puede venir por ahora."

"¿Quieres decir que está en peligro?"

Antes de que Aspen pudiera responderle, Miro se levantó de un salto y corrió hacia la

puerta.

Aspen lo agarró rápidamente. "Miro, ¿a dónde vas?"

"¡Voy a buscar a mamá! ¡Mi mamá está en peligro, tengo que salvarla!"

"Miro, no te hagas ideas locas, ella no está en peligro."

"¡Suéltame! Tengo qué encontrar a mamá, seguro que la atraparon los malos, ¡debo salvarla! ¡Suéltame, suéltame! ¡Nadie puede hacerle daño a mi mamá!"

"¡Miro!"

Era muy tarde, y Aspen no se atrevía a dejarlo salir. Agarró con fuerza el brazo de Miro para impedir que se fuera.

"¡Miro, cálmate!"

Pero lejos de calmarse, Miro comenzó a desesperarse y, mordiendo la muñeca de Aspen con fuerza, logró soltarse y corrió hacia la puerta.