Waverly era incapaz de comprender todo lo que había descubierto. Miró a su alrededor para ver dónde estaba y se dio cuenta de lo mucho que se había adentrado en el bosque. Los árboles cubrían el cielo, pero el sol se asomaba por detrás de una rama, lo suficiente como para que pudiera recuperar el sentido de la orientación.
Se dio la vuelta y se dirigió por donde había llegado. Tenía que llegar a la mansión y decírselo a Sawyer; no importaba el miedo que le diera verlo e independientemente de los sentimientos que tuvieran el uno por el otro, tenía que saberlo. Así, se lanzó hacia adelante y aterrizó en el claro del que partía, en el límite del bosque. Luego hizo un giro brusco y siguió la línea de árboles hasta las Montañas Trinidad.