Waverly ya no discernía su alrededor. Se sentía como si estuviera flotando en el aire en algún otro mundo. Mirando delante de ella, vio al hombre de las sombras. Su figura de color gris claro le permitía ver algunos rasgos desde la distancia, como su alta estructura y su marcada mandíbula. Comenzó a caminar hacia ella y, cuanto más se acercaba, más se enfocaba hasta que quedó claro.
Era Sawyer.
Sus ojos se abrieron de golpe y miró al cielo. El sol había dado lugar a la luna y estaba detrás de las montañas, con las estrellas iluminando el cielo del atardecer. Ella dirigió su mirada a su mano, que quedó colgando sola. Horrorizada, miró hacia arriba y vio a Sawyer de pie, en toda su perfección, girando sus manos por dentro y por fuera con asombro. Se puso frente a ella y ambos se quedaron quietos, mirándose con los ojos muy abiertos.
—Es...