Waverly entró en el salón y se sentó en el sofá junto a Isadore, entregándoles a ella y a Finn sus bebidas.
—Así que, Sawyer... —sonrió Isadore.
Waverly soltó una risita, aunque su cuerpo tembló y retrocedió al oír su nombre. Preguntó: —¿Qué pasa con él?
—Nadie me dijo nunca que el Lobo Carmesí fuera tan... D*monios, me estoy arrepintiendo de que ocupes mi lugar —afirmó su hermana, empujándola despacio.
—No es todo lo que crees que es, ya sabes —señaló Waverly.
—¿De qué estás hablando? —exclamó Isadore—. ¡Este es el sueño de toda chica!
—Eso depende —interrumpió Finn—. ¿Has sentido una conexión?
Waverly pensó en la tarde en la oficina de Sawyer cuando sintió por primera vez su vínculo. Al principio estaba muy asustada de que él no reciprocara. Su mente divagaba, llevándola a preguntarse... ¿podría haber arruinado la conexión?
—Sí, así es —fue todo lo que respondió mientras se revisaba las uñas.