Mia no ha salido de la cama desde hace días. No puede comer, está constantemente atrapada en un estado entre la conciencia y el sueño que sólo la deja más exhausta que antes.
No se atreve a contarles a sus abuelos ningún detalle excepto que fue despedida. Sólo se preocuparían y tratarían de presionarla para que acudiera a la policía.
A pesar de todo, Mia todavía sabe que Shir no es el tipo de hombre al que pueda perseguir fácilmente. Tener que revivir todo y demostrar que intentó hacer algo cuando está armado con los mejores abogados del mundo… Ella no tiene ninguna posibilidad de ganar esa pelea.
Entonces ella se dio por vencida. Ella cae en un estado de impotencia más rápido de lo que puede siquiera parpadear, y sus abuelos no pueden decir nada para sacarla de él.
"¿Cariño? Tienes una visita. ¿Crees que te sientes capaz de hacerlo? La abuela llama a su puerta y entra antes de que Mia tenga la oportunidad de responder.