*Punto de vista de Beth*
Maldita sea, me estaba despertando otra vez en una habitación de hospital. Me estaba cansando de las batas de hospital que picaban y de las mantas que me picaban. Sin mencionar que odiaba el olor a antiséptico que era un elemento básico para el personal de limpieza de los hospitales.
Al menos esta vez no había visto ningún recuerdo que no fuera mío. Fue un alivio saber que cada vez que perdiera el conocimiento, no tendría que presenciar los aterradores recuerdos del niño. Si tenía miedo de ver su pasado, no podía imaginarme vivirlo.
Antes de mirar alrededor de la habitación, pensé en lo que me había traído aquí esta vez. Lo último que recordaba era preparar el desayuno y preparar café para Rylan, que estaba sentado junto a mi cama de hospital, luciendo ansioso. ¿Qué diablos hice para terminar aquí? No me di cuenta de que preparar el desayuno fuera algo tan arriesgado.
