Ethan
Trabajé tantos días seguidos, que uno se fusionó con el otro hasta que el tiempo perdió todo significado. Cuanto más frío hacía, más animales acudían a la clínica.
Consideré la apretada agenda como una gran oportunidad para adquirir experiencia. Al menos eso me decía a mí mismo cada vez que tenía tiempo para reflexionar sobre mi existencia.
Realmente no tengo vida en absoluto. Me levanto, me ducho, voy a trabajar, vuelvo a casa, duermo, repito. Básicamente no tengo vida social.
La clínica se había convertido en mi vida. Las pequeñas bromas que tuve con los técnicos veterinarios y la Dra. Wilma constituyeron la mayor parte de mi interacción humana.
El rancho parecía casi desierto esos días, al menos cuando llegué a casa. Los peones del rancho ya estaban en la cama o cerca de ella, pues sus días comenzaban antes del amanecer. Lucas y Oliver no aparecían por ningún lado la mayoría de las noches. Me pregunté qué los había mantenido tan ocupados durante tanto tiempo.