Punto de vista de amapola
Después de la semana más larga de mi vida, llegó el momento del Baile de Otoño y no lo esperaba con muchas ganas. Se esperaba que entretuviera a Eirikur, bebiera cócteles aguados y bailara con otros nobles. No era mi definición de un buen momento.
Pero, como siempre, me puse la mascarilla. Sonríe y asiente. Aunque preferiría disparar flechas a través de objetivos y beber las cosas buenas del mueble bar de mi padre.
Eirikur ha estado en mi mente desde que lo vi en las peleas en boxes. La única vez que lo había visto y no parecía una nube de tormenta élfica. Casi parecía encantador. Hasta que empezó a arrastrarse bajo mi piel de nuevo.
Vivía allí como un gusano. Moviéndose. Me irrita constantemente. Y cuando pensé que se había escapado, regresó enseguida.