**MARCO
“Mierda, Marco. Al menos llévame a cenar antes de que me jodas”, dijo Agustín.
Me reí entre dientes, una risa profunda y grisácea, de regreso a él. No se equivocó. Esto iba a ser una fiesta de mierda. Primero teníamos que lidiar con El Lobo, luego tuve que negociar con Matías, y luego necesitaba recuperar a esa chica Zuleta. Si hubiera sabido que las cosas iban a ser tan complicadas, habría rechazado todo el trato.
"Necesito más", exigí.
"¿Mas que? ¿Putas? Puedo enviarte algunas perras, Marco”, se rió. Lo oí escupir su tabaco de mascar.
"No. Dinero”, puse los ojos en blanco. El tonto de mierda. Lo creas o no, he sido un hombre de familia. Podría haber tenido a cualquier dama que quisiera como Alfa, con este tipo de poder, pero no quería arruinar la imagen que mi hija tenía de mí. Mi esposa era un buen pedazo de carne para follar, pero aquí era tan tonta como Agustín. Todo lo que hice fue por mi pequeña Serena.