*Liana*
"Rescindamos el contrato", le sugerí a Edmond.
Me sorprendió que me hubiera preparado una buena cena. Me emocioné mucho. La sensación de sentirme apreciada fue increíble.
Tocada como estaba, caí de nuevo en sus brazos y casi pierdo el control de mí misma. Menos mal que recuperé el sentido y me reincorporé a tiempo.
Escuché sus preguntas y me sumí en un largo silencio mientras asimilaba su frustración. No sabía cómo responderle. No era culpa suya. No pude controlarme y dejé que mis sentimientos se interpusieran en el contrato. Y acabé teniendo este aspecto.
Parecía haber perdido por fin la paciencia y se levantó de mí en silencio. Me entró el pánico y sentí vagamente que si no hacía algo, podría perderle por completo.