"¿Estáis seguros? Me parece un mal momento para abandonar la manada", refunfuñó Hale por tercera vez aquella mañana. Las dos primeras veces había estado de acuerdo, pero al cabo de unos minutos empezó a dudar de su decisión e intentó buscar excusas para no ir.
"¿No crees que sería bueno alejarse? Te vendría mejor con la cabeza bien puesta", sugerí.
"Sí, lo que dijo Amara. Has estado rondando la oficina como un fantasma últimamente. Quiero que te mentalices", aceptó Declan.
"De acuerdo. Haré las maletas antes de rendirme", reconoció Hale, levantando las manos en señal de derrota.
Hale subió las escaleras, con su extraño mal humor algo más aliviado.
"Gracias, chicos", dije con una suave sonrisa.
"No, gracias. Lamento que tengas que aguantar su trasero deprimido", se rió Matt.