*Zander*
Me dolía el cuerpo por los últimos preparativos de la batalla. Sabía que probablemente íbamos a ciegas, pero no podía hacer nada. Esta era nuestra única oportunidad de vengarnos de él. Quería a ese cabrón muerto y bajo tierra, pero también sabía que la paciencia era una virtud.
Era una habilidad que había llegado a desarrollar.
Volví a la mansión con la mente completamente agotada. Un par de ojos azul océano plagaban mi mente y por más que intentaba sacármela de la cabeza, ahí estaba. Me perseguía como un fantasma. Cada vez que cerraba los ojos, era como si estuviera cerca de mí.
Su olor. Su tacto. Su sonido.
Cuando estaba encima de ella en la cama, sentí oleadas de electricidad que me recorrían todo el cuerpo. La chica tenía un poder sobre mí que no podía expresar con palabras. Cada vez que estaba cerca de ella, mi mente se convertía en papilla.