*Punto de vista de Alice*
Me recosté en la cama esperando el golpe que siempre llegaba a esta hora del día.
Después de decirle a Simon que se fuera, me encerré en la habitación contigua a la suya. Sabía que discutiría conmigo, pero quería que supiera que hablaba en serio. Si ahora se acostumbraba a no ver ni tener cerca, entonces no sería tan difícil cuando se fuera.
Habían pasado los días. A pesar de mi soledad y falta de comunicación, Simon todavía llamaba a mi puerta al menos un par de veces al día y me llamaba. Al final, se daba por vencido y simplemente dejaba comida junto a la puerta, pero había que darle crédito al tipo por intentarlo.
Tampoco había entrado por la fuerza, algo de lo que sabía que era capaz, y eso también lo aprecié. Forzar su entrada no lo llevaría a ninguna parte, y tal vez se dio cuenta de eso.
Continué acostado esperando su llamada.
Y esperando. A pesar de todo, todavía esperé.