Punto de vista de Eden
La logística de acomodar a tres personas en una cama de hospital es una pesadilla. Afortunadamente, lo descubrimos el día que se supone que me liberarán. Dante se acuesta a mi lado, mis hombros enterrados en su pecho mientras él se sienta, su hermano Ryder está acostado de lado a los pies de la cama donde masajea mis tobillos con ternura.
Mi objetivo es dormir, pero las enfermeras dicen que mi conmoción cerebral por el ataque no es tan grave como pensaban originalmente. Sé que esto significa que tendremos que hablar sobre lo que pasó, quién me atacó y cómo, y tal vez incluso profundizar en por qué salí del salón en primer lugar.
Todos estos temas me persiguen. Dante me echa el pelo hacia atrás y me mira a los ojos en el cuarto oscuro mientras miro la televisión con mínimo interés.
“Vamos, gatito. Necesitamos hablar de ello en algún momento”.
