Punto de vista de Ayda
En Emerald Lake no teníamos salones de baile en el sentido tradicional.
Teníamos anfiteatros al aire libre para la orquesta que se abrían a enormes pistas de baile con elaborados mosaicos que brillaban como gemas en deslumbrantes laberintos de jardines. Todo para poder balancearnos con aquellos que amamos bajo las estrellas. En cierto sentido, no era ajena a la belleza inimaginable de un salón de baile. Dicho esto, el salón de baile me dejó sin aliento.