**Callan
—Hermano, ¿cuántas veces tengo que decirte que soy el conductor? —dijo Roman, pateándome hacia el lado del pasajero del carrito de golf.
Roman era prácticamente mi mejor amigo. Éramos primos que crecimos juntos en la misma calle e incluso fuimos a la misma universidad. Algunas personas bromeaban diciendo que éramos almas gemelas, dos mitades de la misma persona.
En realidad tenía mucho sentido, considerando lo opuestos que éramos y lo bien que nos llevábamos a pesar de eso. Y hasta donde yo sabía, incluso las almas gemelas podían irritarte.
Dejé que me empujara ya que no tenía la resistencia para luchar contra él en todo el día. Había tenido una noche de sueño terrible porque me despertaba continuamente del mismo sueño de la chica en la escalera de incendios.
Cada vez que cerraba los ojos, nos besábamos, mirábamos las estrellas, balanceábamos las piernas a un lado de la escalera de incendios.