RAVEN
Al mirar al hombre que llenaba la puerta, me encontré con Tony en persona. Su pecho subía y bajaba con respiraciones pesadas, mientras mi corazón latía desenfrenado. ¿Nunca saldría de aquí? ¿Estaba destinada a permanecer atrapada para siempre, rodeada de hombres como él?
Por un momento, pensé que Adriano había llegado a rescatarme, pero sabía que eso era solo una esperanza efímera. Cuanto más destruían mis ilusiones, más se desvanecía mi fe, y mi confianza menguaba. ¿Hasta cuándo podría soportar esto? ¿Cuánto más tendría que resistir antes de que Adriano me encontrara?
Debería haber aceptado el trato... debería haberlo aceptado...
Esas palabras seguían dando vueltas en mi cabeza mientras me daba cuenta de que estaba en una situación peligrosa. Tony se apartó y dos de sus secuaces entraron, agarrándome con fuerza por los brazos. Me pusieron una cinta adhesiva plateada en la boca para silenciarme y luego me arrastraron hacia las escaleras, conduciéndome al sótano.