—Su Señoría, la persona que se alega que es Chris Hansen en ese metraje podría haber sido cualquier persona —intentó explicar el abogado de Chris—. Sí, mi cliente casi quedó atrapado en la explosión, pero lo que apareció después no podía ser él. Debe ser una ilusión creada por Bergmann.
El juez, sin embargo, pareció molesto.
—Señorita Smith, este es un juicio por las acusaciones presentadas —refunfuñó—. No se pueden presentar otras acusaciones contra el señor Bergmann hasta que este asunto esté concluido.
El abogado se sentó, enfurecido. A su lado, los ojos de Chris parecían querer asesinar a alguien, pero mantuvo la compostura. El Alto Tribunal exigía el máximo respeto y un comportamiento cortés. El incumplimiento podría resultar en pena de cárcel si el juez lo consideraba apropiado.
—Atlas Oasis, es tu turno de preguntar —le indicó el juez a Atlas.