*Mia*
Me quedé sorprendida. —¿Qué estaba haciendo Willard?
Al principio, apartó la cabeza de mí. Pensé que estaba durmiendo de nuevo, pero justo cuando estaba a punto de irme, tomó mi mano.
Dormía intermitentemente y, mientras lo hacía, parecía estar luchando intensamente contra algo. Esto me preocupó. En lugar de eso, agarré su mano y lo llamé por su nombre, tratando de despertarlo de su pesadilla.
Pero lo agarró con tanta fuerza que perdí el equilibrio y caí sobre él.
¿Me estaba besando?
Sus labios eran tan suaves. Me besó con ternura. Sostenía mi rostro con una mano como si fuera un tesoro. La otra mano se deslizó desde mi hombro hasta mi espalda, acariciándome.
Lo oí murmurar suavemente: —Mía, Mía, márcame...
Al escuchar estas palabras, la imagen obstinada de Krell surgió de repente en mi mente y al instante me volví sobria.